Bahía Blanca reclama "Zona fría" y hace referencia a las temperaturas de toda la región

Interés General16 de julio de 2018
frio
Foto web (La Nueva)

Así queda expresado en un artículo que hoy publica el diario La Nueva escrito por Hernán Guercio, que señala textualmente:

“El interrogante viene desde hace años, pero después de los tarifazos dispuestos desde el gobierno nacionaly las bajísimas temperaturas propias de esta parte del año, volvió a tomar especial relevancia y se puso nuevamente sobre el tapete.
   Más allá de los promedios anuales históricos, Bahía Blanca y la zona sufren en los meses más fríos del año temperaturas medias bajas que orillan los cero grados centígrados, con mínimas que -de acuerdo a datos oficiales del Servicio Meteorológico Nacional- se encuentran por debajo del punto de congelación.
   Sin embargo, lejos está de considerarse a nuestra ciudad y al sudoeste bonaerense -salvo Patagones, claro está, por su condición de municipio integrante de la Patagonia Argentina- como una zona fría, y mucho menos brindarle algún beneficio al respecto, aunque más no sea una tarifa especial para el servicio de provisión de gas.

   Razones hay, y de sobra: hoy municipios con el estatus de patagónicos como Santa Rosa (La Pampa) y Viedma (Río Negro) tienen promedios anuales de temperaturas bajas de 9,2ºC y 7,8ºC, respectivamente. Pero Bahía Blanca tiene 9ºC, Pigüé 7,6ºC y Coronel Suárez 6,9º. Incluso, estas dos últimas ciudades pertenecen nominalmente a una zona de bajas temperaturas, pero nunca recibieron ningún beneficio al respecto.
   Aunque -grado más, grado menos- las temperaturas sean similares en un área definida a partir de un radio de unos 300 kilómetros con centro en Bahía Blanca, la única real diferencia se nota mes a mes, cuando llegan los resúmenes de consumo de gas.
   En esta última cuestión se observan varias diferencias. Dependiendo del lugar/subzona en la que se encuentre cada población, la categoría residencial que integre tendrá un cargo fijo de consumo y un valor por metro cúbico correspondiente a cada una de ellas. El rango que implica pertenecer a cada categoría también varía, y mucho.

   Por ejemplo, en Juan A. Pradere, una pequeña localidad ubicada al sur del río Colorado, ser consumidor R1 significa utilizar hasta un máximo de 1.700 metros cúbicos de gas anuales, con un cargo fijo de poco más de 100 pesos mensuales y un valor por m3 de 2,2 pesos. Apenas al norte del Colorado, en Pedro Luro -al igual que en Bahía Blanca-, ser R1 implica no gastar más de 900m3 al año, un cargo fijo de poco más de 126 pesos y abonar $4,42 por metro cúbico. En Jacinto Aráuz, La Pampa, a unos 130 kilómetros de nuestra ciudad, la categoría R1 significa un máximo de mil metros cúbicos, 146,5 pesos de cargo fijo mensual y 2,69 pesos por metro cúbico consumido.
   Entonces, si las diferencias de temperatura son prácticamente inexistentes y en muchos casos termina primando el hecho de que algunos territorios son considerados Patagonia, ¿por qué Bahía Blanca y su zona de influencia pagan más que otros sitios de condiciones climáticas similares?

   “Hace 30 años que estamos tratando de declarar zona fría al distrito, pero hemos fracasado en todos los intentos -reconoció a La Nueva. el intendente de Saavedra, Hugo Corvatta-. Ni siquiera nos hemos aproximado”. Reclamos similares se han elevado desde otros municipios de la región, pero todos han caído en saco roto.
   Por su parte, para el abogado y extitular de la OMIC Bahía Blanca, Matías Italiano, la cuestión es simple: se trata de una decisión política.
   “Que el partido de Bahía Blanca sea declarado zona fría traería aparejado otros beneficios tales como fiscales, impositivos y previsionales. Desde 2012 vengo realizando innumerables gestiones administrativas, lo he pedido en todas las audiencias públicas que se realizaron, he presentado varios proyectos en el Concejo Deliberante y hasta me he reunidos personalmente con altos representantes del ministerio de Energía”, recordó.

   Además, mencionó un estudio realizado por la investigadora superior del Conicet y profesora de la UNS, la doctora Cintia Piccolo, que determinó que esta ciudad posee en gran parte del año bajas temperaturas y que, luego de un análisis comparativo, preliminar y expedido de las temperaturas mínimas absolutas en Neuquén, Santa Rosa y Bahía Blanca, demostró que las tres ciudades presentan similares condiciones meteorológicas invernales.
   “Los bahienses estamos siendo perjudicados con el cuadro tarifario vigente, que resulta abusivo, desproporcionado y, sobre todo, discriminatorio mediante la vigencia de las últimas resoluciones de aumento del gas”, consideró.
   “Frente a igual condición climática, un usuario de Bahía Blanca que consume 1.650 metros cúbicos anuales está en la categoría R3; mientras que uno que está en Neuquén y tiene la misma medición, es categoría R1”, añadió.

   Según Italiano, esto se trata de un caso de discriminación y por ello recientemente realizó una presentación ante el Poder Judicial.
   “Desde el punto de vista objetivo, Bahía Blanca tendría que ser beneficiada por ser zona fría, ya que tiene temperaturas bajas que implican un mayor consumo de gas. Por ello, en la presentación se plantean cuestiones que terminan siendo una decisión política, como la ampliación del rango para las distintas categorías. Si la Justicia determina que hay un acto de discriminación, es lo mímino que debería hacer el gobierno nacional”, dijo.
   En ese sentido, explicó que “el gobierno nacional está reconociendo que el cuadro tarifario es excesivo al permitir pagar en cuotas las boletas de los meses más fríos” del año. 

  “Objetivamente, nuestra ciudad cumple con los requisitos para quedar encuadrada dentro de los beneficios. Ya hemos perdido mucho tiempo, y no debemos seguir haciéndolo”, consideró.
   Por último, señaló que es un momento ideal para llevar a cabo este planteo, ya que se está empezando a delinear el presupuesto 2019.
   “No solo tenemos que pensar en las familias, sino en muchas instituciones que cumplen un rol social y que tienen que hacer lo imposible para pagar la tarifa de un servicio público”, agregó.

Eterno reclamo

   La comuna de Villarino viene reclamando desde hace años el acceso a la categoría de municipio patagónico o, al menos, el ser declarado zona fría para acceder a los mismos beneficios económicos y tributarios que tiene Patagones, su vecino del sur.
   “No reclamamos en contra de nadie, sino que consideramos necesario que los dos distritos de una zona marginal de la provincia de Buenos Aires, tengan el mismo tratamiento”, reconoció su intendente, Carlos Bevilacqua.
   Para el funcionario, se trata de una cuestión de justicia ya que el mismo gobierno nacional reconoce que en el kilómetro 714 -donde funciona desde hace años el puesto fitosanitario de Senasa- comienza la Zona Patagónica Argentina.
   “Patagones ha tenido esos beneficios desde hace varios años, y nosotros luchamos para que nuestro territorio, que posee una situación climática y socioeconómica similar, también pueda acceder a ellos”, añadió.

Único logro

El año pasado. El único logro que se pudo conseguir en los últimos tiempos respecto al pago del gas, se dio el año pasado cuando el ministerio de Energía decidió, tras insistentes pedidos de intendentes y legisladores, recategorizar a 25 municipios bonaerenses para acceder a tarifas subsidiadas de gas.

Extensión. Básicamente, en ese momento se extendió la categoría R1, pasando de un tope anual de 600 a 900 metros cúbicos de uso de gas. La medida benefició a los distritos de Olavarría, Azul, General La Madrid, Coronel Suárez, Saavedra, Tornquist, Pringles, Coronel Dorrego, Monte Hermoso, Laprida, Benito Juárez, Gonzales Chaves, Tres Arroyos, Tandil, San Cayetano, Necochea, Lobería, Ayacucho, Rauch, Balcarce, General Alvarado, Mar Chiquita, Puan, Adolfo Alsina y General Pueyrredón.

Isoterma. La decisión fue tomada luego de que el Enargas analizara el comportamiento térmico del centro-sur de la provincia de Buenos Aires y verificara “la existencia de la isoterma 15°C que abarca la franja territorial que se extiende de oeste a este”.

Reducción. Según detalló en su edición de ayer el matutino porteño “Perfil”, la idea del gobierno nacional era ir reduciendo los subsidios de gas a la zona patagónica hasta 2022, aunque ahora parece que esos tiempos se acelerarán. Según un funcionario consultado por ese medio, “no es correcto subsidiar a todos los hogares de la Patagonia”.

La isoterma de 15ºC, en el ojo de la tormenta

   Más allá de la famosa declaratoria (o no) de zona fría, la cuestión radica también en la forma en que se realizan las mediciones y qué números se utilizan para determinar si una ciudad o una región pueden acogerse a sus beneficios.
   Por ejemplo, en la actualidad Bahía Blanca se encuentra fuera de esa zona por estar ubicada por encima de la isoterma de 15ºC –NdR: la media anual de los últimos 30 años es de 15,3ºC en nuestra ciudad-. Sin embargo, en los meses fríos del año, la curva de temperaturas medias mínimas de la ciudad es similar a las de otras localidades de la región, como Viedma, Pigüé o Coronel Pringles.
   Entonces, el problema termina radicando en qué tan representativos son los valores estadísticos que se utilizan para segmentar o subdividir la región de acuerdo a sus temperaturas y, como consecuencia, determinar el valor de tarifas que paga cada una.

   Para Verónica Gil y Jorge Gentili, doctores en Geografía y profesores adjuntos de la cátedra de Climatología del Departamento de Geografía y Turismo de la UNS, al tomar temperaturas medias como parámetro, se terminan enmascarando los valores extremos; en la práctica, 15ºC puede ser un valor anual medio para diferentes pares de valores medios mínimos y máximos (como por ejemplo: 14 y 16 grados o -10 y +40 grados).
   De acuerdo a datos del Servicio Meteorológico Nacional, Bahía Blanca tiene 15,3ºC en promedio en los últimos 30 años, aunque se han registrado temperaturas absolutas de -11,8ºC (el 4 de julio de 1988) o de 43,8ºC (el 21 de enero de 1980).
   “Desde abril a noviembre podemos contar con registros inferiores a 0ºC; es decir, posibles heladas meteorológicas –aseguró Gil, también investigadora adjunta del CONICET-. Entonces, el error es tomar un valor medio anual en una zona con tanta amplitud térmica, o que tenga registros tan bajos durante los meses de invierno”.

   Para Gentili, investigador asistente del CONICET, acotar el período de muestra para interpretar si una localidad se encuentra en una zona fría (o no), sería un criterio que se adaptaría mejor a la realidad.
   “Si se asocia el mayor consumo de gas con la presencia de frío, sería más razonable tener en cuenta un período de tiempo que incluya solamente los meses más fríos, y no todo el año”, explicó.
   “La isoterma de 15ºC no representa las temperaturas que tenemos durante los meses más fríos del año”, añadió.

   En comparación con Viedma, y tomando como base datos oficiales del SMN, la diferencia no es marcada. Bahía tiene una media anual de 15,3ºC, con máxima de 22,2ºC y mínima de 9,1ºC, siempre tomando un promedio de los 12 meses del año; en la capital rionegrina, estos números son 14,2ºC, 21,2ºC y 7,8ºC respectivamente.

   Pero si se hace un análisis de los meses fríos, entre abril y septiembre, el promedio de temperaturas medias mínimas en Viedma es de 3,8ºC y en Bahía Blanca de 5ºC. En ambos casos, muy por debajo de las medias anuales oficiales.
   “También vemos que ciudades como Tres Arroyos, Puan, Pigüé o Tandil están por debajo de la isoterma de 15ºC y pertenecen a la denominada zona fría, estando incluso al norte de Bahía Blanca”, señaló Gil.

  Al respecto, afirmó que si se observan los extremos de temperatura en localidades de la región que se encuentran en la zona fría reconocida, los valores entre marzo y noviembre son similares que en Bahía Blanca: extremos diarios menores a 0ºC y un par de meses con valores menores a -10ºC.
   “Entonces, al usar un valor medio, Bahía Blanca y su zona inmediata quedan afuera. Pero si tomáramos valores medios mínimos, habría que reevaluar quiénes entran y quiénes no”, sostuvo.

¿Y la sensación térmica?
Más allá de ser nombrada en forma casi constante, la sensación térmica no tiene influencia en la determinación de tarifarios o la inclusión de poblaciones o regiones en zonas frías, ya que su actuación está directamente ligada a la sensación de bienestar de la persona.
   “La temperatura del aire es un parámetro físico, pero la sensación térmica combina variables meteorológicas y los relaciona con la sensación de frío o calor que siente la persona”, explicó Gil.
   En invierno, la ST es una combinación de temperatura y viento; mientras que en el verano se suma la humedad a estos dos parámetros.
   “Por ejemplo, en invierno, un aumento de la velocidad del viento, genera mayor pérdida de calor en la persona y por lo tanto siente más frío. El dato de ST se obtiene a partir de tablas. Incluso, existe un rango de temperaturas en que se lanzan avisos a la población sobre determinadas cuestiones como, por ejemplo, el abrigarse o no salir de su casa en invierno”, dijo.

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