La evolución del juego en Argentina: de la llegada por mar a internet

Interés General 08 de marzo de 2024
COMPUTADORA

El juego en la actualidad no tiene nada que ver con el de décadas o siglos atrás, ni en Argentina ni en el resto del mundo. Lo que antes se limitaba a una serie de pasatiempos de mesa, propios de los encuentros entre familiares y amigos, ahora se ha abierto a partidas multitudinarias con usuarios desconocidos e internacionales. En este artículo, relataremos el camino que ha seguido este sector en el país para terminar siendo una de las opciones de entretenimiento con más adeptos del momento.

Desembarco hace tres siglos

Actividades tan populares en la actualidad como la ruleta, que se encuentran disponibles en cualquier dispositivo inteligente a través de cualquiera de las plataformas especializadas, nacieron en Europa. Allí proliferaron diferentes modalidades, como la europea y la francesa, que todavía hoy en día siguen siendo de gran demanda entre los aficionados a las casillas rojas y negras. Su llegada no se dio desde dentro del continente, procedente del norte, sino que fue por mar, directamente desde territorio europeo.

En el siglo XVIII, fueron los colonos españoles quienes introdujeron en toda la región sudamericana una amplia multitud de pasatiempos como las cartas, el ajedrez o el dominó. Esto obligó a crear una estructura, que hasta la fecha no existía, como el nacimiento de locales especializados y una legislación acorde a la práctica realizada. Ejemplo de ello son los primeros casinos, construidos a inicios del siglo XX, o las muchas entidades sociales que integraban estos pasatiempos en su día a día.

Los juegos introducidos tuvieron muy buena acogida entre la población. Tanto es así, que incluso hay alguna variante de los naipes que es originaria de territorio argentino, como es el buraco. Para aquellos que no la conozcan, esta usa la baraja francesa o inglesa, no la española, y el objetivo es crear grupos de cartas del mismo valor o, en su defecto, una escalera del mismo palo. Es una práctica que nació en entornos familiares y de amistades y que también ha migrado a todo tipo de pantallas, una tendencia que arrancó en la década de los años 90.

La revolución digital del juego

A finales del siglo XX y principios del XXI, se fue popularizando internet, un sistema que interconectaba usuarios a través de la red, así como las computadoras. Poco a poco fueron adoptando actividades a esta nueva manera de hacer a escala global hasta que llegó el salto al formato digital de los juegos. ¿Quiénes no recuerdan el popular buscaminas, solitario o mahjong? Luego, aparecieron las páginas web que ofrecían partidas en línea de actividades físicas hasta el momento, como las cartas, la ruleta o el propio ajedrez.

El resto es historia. La comodidad de estas prácticas empezó a calar entre el público de todo el mundo, no solamente en Argentina, aumentando así el número de adeptos. En paralelo, la tecnología también fue avanzando, mejorando las experiencias y ofreciendo una mayor calidad, velocidad y servicio al cliente. La comodidad de estos, así como una vivencia con grandes prestaciones, hizo que la industria online creciera y, en consecuencia, los locales físicos no tuvieran la misma popularidad que atesoraron años atrás.

Cabe mencionar la aparición en el país de los smartphones, hace aproximadamente 15 años. Con la llegada de los teléfonos inteligentes con acceso a internet, aquellos que querían disfrutar de todos los servicios de la computadora, como es el caso de los juegos, los pasaban a tener en sus bolsillos. De este modo, el acceso es todavía más rápido. No es de extrañar que actualmente sea la vía de entretenimiento favorita entre la población, superando a las videoconsolas y los PC.

En resumidas cuentas, la historia del entretenimiento en territorio argentino es un largo camino, de prácticamente 300 años, que se inicia con un desembarco y que ahora está establecido en la nube. Pocos podían imaginar en el siglo XVIII que las partidas de cartas o ajedrez que estaban entablando y que procedían de países lejanos darían el salto a unas pantallas, permitiendo jugar con personas de todo el mundo y ofreciendo una experiencia que nada tiene que envidiar a la física.

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