Cómo será el clima en los próximos años en el Sudoeste Bonaerense

Sur BonaerenseEl martes
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En tan solo 25 años, en el Sudoeste Bonaerense podría darse un aumento del nivel anual de precipitaciones de hasta 80 milímetros, junto con un incremento de la temperatura media en hasta 3 grados centígrados, que cambiaría radicalmente el perfil climático y urbanístico de nuestra región.

Las inundaciones que sufrió Bahía Blanca a principios de marzo, que dejaron varios muertos, desaparecidos, gente sin hogar y miles de millones de pesos de pérdida son tan solo una muestra de lo que vendrá, advierten desde la comunidad científica.

Estos cambios se darían no solo en nuestra ciudad sino en toda la zona, que usualmente -entendiendo que algunas cuestiones pueden diferir- se toma como una unidad. Una muestra, nada más, pueden ser las inundaciones que azotaron -y aún traen dolores de cabeza- en el norte de nuestra región, en distritos como Guaminí, Coronel Suárez o Adolfo Alsina, por ejemplo.

Por ello, desde hace un tiempo se viene advirtiendo sobre la necesidad de plantear y establecer varias modificaciones en la estructura urbana, previendo escenarios caóticos -como temporales, fuertes granizadas, inundaciones, por nombrar algunos-, para tratar de disminuir a la mínima expresión sus consecuencias.

Hay algo que sí está claro: precipitaciones como las que se vivieron en toda la región a principios de marzo, torrenciales, intensas y violentas, se van a seguir incrementando en el tiempo y serán más frecuentes y cada vez más intensas. La razón es tan simple como preocupante: el aumento de la temperatura -un fenómeno que se viene registrando hace unos 60 años- traerá aparejada una mayor cantidad de vapor de agua en la atmósfera, lo que indefectiblemente terminará ocasionando más precipitaciones.

Esto, se aclara, no es un fenómeno local, sino global. ¿Cuánto puede aumentar la temperatura en nuestra región? De acuerdo al Conicet, para el año 2050 se incrementará entre 1,5 ºC en un escenario conservador y 3 ºC en otro un poco más extremista.

Las precipitaciones son otra cuestión, sobre todo teniendo en cuenta el carácter heterogéneo de su distribución geográfica:  por ejemplo, Bahía Blanca pasaría de tener un promedio de unos 650 milímetros anuales a 730. La cuestión, se advierte, está en la forma en que se distribuirían esos 80 milímetros más.

“Es decir, se pueden dar en cinco horas o bien a lo largo de un año -advierte la doctora en Geografía Andrea Brendel, investigadora del Conicet y docente del departamento de Agronomía de la UNS-. El cambio climático es una cuestión inequívoca; es un fenómeno que existe, que se estudia, que se investiga y que la ciencia lo demostró hace mucho tiempo”.

Al respecto, señaló que el fenómeno que se dio el último 7 de marzo en Bahía Blanca “no tiene precedente” en más de 60 años de registro, y remarcó que “es consecuencia del calentamiento global y del cambio climático”.

“Por esto, hay que tomar medidas de mitigación y de adaptación: las primeras están orientadas a reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que tenemos en la atmósfera, y que pueden determinar los tomadores de decisión -dícese gobiernos nacional, provincial, municipal- como, por ejemplo, el uso de mayor cantidad de energías renovables, de bicicletas, de transporte público y demás”, explica.

En cuanto a las denominadas medidas de adaptación, que corresponderían a la sociedad, se encuentran la construcción de infraestructuras más seguras para amortiguar las inundaciones, mejorar los planes de evacuación o diversificar cultivos.

“Tampoco podemos dejar pasar las alertas del Servicio Meteorológico Nacional, ya que esa es una medida de adaptación que podemos tomar. También debemos pensar en la implementación de espacios verdes y de plantación de árboles que capturan el dióxido de carbono -asegura-. Cuanto mayor cantidad de espacios verdes tengamos, de zonas buffer, techos verdes, cortinas verdes y demás, todo eso ayuda a amortiguar las inundaciones”.

Cambio o variabilidad climática

Según Brendel, al analizar el clima, es necesario trazar una línea entre lo que se entiende como cambio climático y variabilidad climática.

Esta última hace referencia a desvíos o diferencias que existen con respecto a un valor promedio. Por ejemplo, un año en que llueve más o menos que lo normal.

Por su parte, el cambio climático es una tendencia que persiste en el tiempo, como -por ejemplo- un aumento de la temperatura de por lo menos 60 años.

FUENTE: La Nueva

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