Durante los primeros meses, desde el área de Salud de la provincia, sólo se habilitó el vacunatorio del CIC en la cabecera del distrito. Ello implicó que los habitantes del interior del distrito tuvieran que viajar. A ello hubo que agregarle el agravante de que no hay transporte público de pasajeros que ingrese a esas localidades, por lo que la gente debió organizarse en sus autos particulares o pagar taxis.
El gobierno provincial nunca explicó por qué no habilitó los vacunatorios del interior que, según el Municipio, estaban listos para hacerlo.
Insólitamente en las últimas semanas se dio el ok para vacunar en Villalonga. Pero sólo en Villalonga, para todos los habitantes del partido, que ahora deben trasladarse hacia allí como sea.
Bronca en el CIC
Otro problema es la tarjeta de vacunación. Los ya inoculados deben concurrir a buscar este papel días después (no se entienden los motivos, ya que en Río Negro –por ejemplo- se entregan en el mismo momento de aplicación del medicamento) al CIC.
Sin embargo esta mañana acudieron allí decenas de personas y había muy poco personal (la mayoría de ellos voluntarios) para atenderlos. El horario era de 9 a 11 y muchos debieron volverse a sus casas con las manos vacías.
Ante la bronca e impotencia de los vecinos (varios muy mayores de edad), salió un efectivo policial para ratificarles que a las 11 de la mañana se cerraban las puertas. Y así fue.
Una situación peor se produjo hace algunos sábados, cuando todos los trabajadores volcados a la vacunación se habían ido a Villalonga. El problema es que no avisaron a los vacunados que no fueran ese sábado a buscar la tarjeta.