En el último espectáculo que fue la sesión del Concejo Deliberante, que tuvo como protagonista al bloque de Unión por la Patria, quedó claro que la política en el Partido de Patagones se ha convertido en un teatro donde los verdaderos problemas quedan relegados a un segundo plano.
La presidenta, con compromisos personales, solicitó un cuarto intermedio que, aunque no fue el hecho más sorprendente del día, sí dejó entrever el desorden que caracteriza a esta gestión. Lo más alarmante fue observar cómo Dalmau se erigió como ferviente defensor del concejal conocido como Petroka, impidiendo que Rapanelli asumiera su puesto en remplazo de la concejal ausente. Este acto no sólo habla de lo insólito amor platónico entre Unión por la Patria y Milei, sino en la falta de respeto hacia el pueblo.
El análisis político del Partido de Patagones revela un escenario complejo y preocupante. La gestión actual parece más una serie de actos circenses que una administración seria y comprometida con las necesidades del pueblo. La incorporación y posterior renuncia de figuras como “Lorenzetti”, junto con la apatía de algunos concejales, refleja una falta de seriedad que afecta directamente la percepción ciudadana sobre la política.
La crítica a esta “gestión payasesca” denota decisiones superficiales y carentes de sustancia. Este tipo de comportamiento no sólo desvirtúa el rol de los políticos, sino que también erosiona la confianza pública en el sistema. La política debería ser una herramienta para transformar y mejorar la sociedad; sin embargo, se ha convertido en motivo de burla y desilusión para muchos.
Los problemas estructurales que enfrenta Patagones —salud, servicios sociales, seguridad y obras públicas— son alarmantes. La comunidad se encuentra en un estado crítico, y este panorama insostenible se agrava mientras los ciudadanos se cansan cada vez más de las promesas vacías y la inacción por parte de sus representantes.
Además, el tema del presupuesto y las maniobras políticas en torno a él, incluyendo el supuesto “voto vendido” del concejal Petroka, pone en evidencia intereses personales que parecen primar sobre el bienestar colectivo. Esta situación subraya la urgente necesidad de una renovación política que priorice las necesidades del pueblo por encima de los intereses individuales.
En conclusión, el Partido de Patagones enfrenta un desafío monumental: recuperar la credibilidad perdida y demostrar que puede ofrecer una representatividad seria y comprometida con el bienestar del pueblo. La ciudadanía merece representantes que actúen con responsabilidad y respeto hacia las instituciones y hacia aquellos a quienes representan. Es hora de decirle adiós a la comedia política y exigir líderes que estén a la altura de las expectativas del pueblo.
Para finalizar JXC solicitó el remplazo de la actual presidenta del Concejo al alcalde. Este último dejó entrever que iba a conversar hacia adentro. Juntos tiene una carta , se terminan la sesiones ordinarias y de retomar pedirá como condición que se siente en la banca Rapanelli. Dalmau deberá ensayar una idea muy particular para esquivar la condición por su amorío con LLA.
¡Cinirella? Afueraaaaaaaaaaaaaa! FIN.