(AUDIO) La Comisaría de la Mujer fue la vía de solución para un chico que sufre bullying: “Pasó un calvario”

La Ciudad08 de agosto de 2022
escuela 21
Los hechos se habrían producido en la escuela Nº 21

Si bien las vías que corresponden para dar soluciones a este tipo de casos son con los directivos del establecimiento educativo, la familia afirmó que allí no le dieron ningún tipo de respuesta a la situación que vive el joven, e incluso agregaron que hasta la maestra del niño normalizaba los actos que él sufría.

Julián, padre del chico que hoy se encuentra bajo tratamientos psicológicos por los constantes ataques que recibía por algunos de sus compañeros de escuela, contó en detalle a FM DE LA COSTA el relato entero de todo lo que tuvieron que pasar para por fin encontrar a alguien que los pueda ayudar.

Además, hizo público en redes sociales lo que le ocurrió tanto a él como a su pareja y su hijo durante el transcurso del problema, y recibió una gran cantidad de mensajes de apoyo.

El hilo de la historia comenzó durante el mes de marzo y recién tuvo solución el viernes pasado, tras ir a la Comisaría de la Mujer y luego llegar a la Secretaría de Niñez, Adolescencia, Juventud y Género, en donde le brindaron todas las herramientas al alcance para que el chico deje de sufrir bullying y esté en mejores condiciones.

El relato

Julián comenzó diciendo que “mi hijo pasó a sexto grado, y ya finalizando marzo empezaron los problemas, habían empezado a golpearlo, le decían hasta lo que uno se pueda imaginar. En ocasiones, fui a hablar con la maestra porque él venía con el ojo negro”.

Agregó que “eran cuatro alumnos (quienes lo molestaban), los cuales él identificaba siempre y la maestra lo único que hacía era retarlos y mandarlos a sentarse. Cada dos o tres días iba a pedir explicaciones, había veces que llegaba con el tobillo hinchado. La maestra me dijo que tenía que entender al resto de los chicos, básicamente entender que golpearan a mi hijo. Yo lo mando a estudiar, y quería que esté tranquilo dentro del establecimiento como corresponde”.

“Nunca tuve respuestas de nada, hasta que con mi señora vimos que él dejó fútbol, comenzaba a encerrarse en su pieza, lo encontrábamos llorando, en ocasiones le pegaba a la pared, hasta cambió la forma de hablar con nosotros. Empezamos a indagar más de fondo, y él empezó a contar todo lo que él venía viviendo y lo que le pasaba dentro del colegio”, continuó.

Luego, contó que mantuvieron un encuentro con la directora de la escuela primaria, la cual tuvo que esperar por ausencia de la mujer: “Hicimos reuniones y supuestamente estaba al tanto de todo, incluso el Consejo de Educación. Pedí encontrarnos con los padres de los chicos, y eso no sucedió. Mi hijo siguió sufriendo los mismos casos”.

“Cuando nos reunimos con ella, vino la maestra de mi hijo y dos mujeres que lo único que hacían era escribir actas, pero nunca se presentaron como tal. Cuando les dijimos que se sentara allí que mi hijo estaba sufriendo bullying tanto físico como psicológico, la directora dijo que esa palabra era muy fuerte para ponerla ahí, que no querían hacerlo, y que era prohibida como para escribirla”.

Julián aclaró que ya saliendo del receso invernal y tras el retorno a las aulas, “los mismos chicos de siempre le quisieron clavar a mi hijo un lápiz en el estómago delante de la maestra. No alcanzó a pasar nada, pero le quedó la marca”.

“Ahí, agarré a mi hijo, vinimos a la casa, hablamos con mi señora y salimos a hablar con los papás de los chicos, que los conocemos. Fuimos a hacer lo que la escuela no hacía, asumiendo el riesgo de que un padre nos tratara mal. Algunos no tenían conocimiento del tema, y el colegio no los había llamado nunca por eso. Nos dijeron que iban a tomar las medidas necesarias. Sin embargo, fuimos a ver a una de las mamás y le explicamos, y nos negó que el hijo era así”.

“Mi hijo siguió sufriendo las mismas situaciones hasta el día martes, que tuvo gimnasia. Le pegaron en sus partes bajas, le dijo a la maestra y ella lo único que hizo fue volver a sentarlo. Quiso ir a hablar con la directora, y ella no estaba. Ese mismo día, ella nos comunicó que una autoridad del Consejo de Educación se iba a hacer presente, y que iba a tener una reunión con nosotros para darnos las garantías de que mi hijo pudiera terminar bien la escuela. Nosotros fuimos confiados, y bien gracias, ese funcionario no estaba”.

En ese lapso, aseguró que “necesitábamos soluciones, ya pasamos la mitad de año y aún falta un largo trayecto, y queríamos que él termine bien y tranquilo. No se está respetando el derecho del niño”.

Sobre el encuentro con el funcionario del Consejo de Educación, retomó diciendo que “nos quisieron hacer firmar un acta sin leer, a lo cual nos negamos rotundamente. Retiramos a nuestro hijo y nos fuimos, buscando hacia donde ir. Terminamos en la Comisaría de la Mujer, a la cual estoy agradecido por el profesionalismo que mostraron. Enseguida dieron aviso a la Fiscal, y nos dijeron que si queríamos hacer la denuncia lo podíamos hacer”.

Además de llegar a la comisaría, Julián también fue recibido en la Secretaría de Niñez, Adolescencia, Juventud y Género: “Nos dieron un acta y nos pusieron un psicólogo, y después nos mandaron a hacer una denuncia penal como correspondía. No hay palabras para agradecer, ese día estuvieron dispuestos a todo lo que necesitamos”.

A día de hoy, comentó que “me tuve que mudar a la habitación de él para estar cerca suyo. Pareciera que estamos lejos de estas situaciones, pero cuando pasan no sabemos hacia dónde agarrar”.

 

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