





Las nuevas instalaciones están emplazadas en el lugar de siempre, en la calle España, pero –según datos extraoficiales (Unicoop nunca emitió informaciones oficiales sobre la obra)- con nueva estética.
De acuerdo a declaraciones del Gerente de Unicoop, Aldo Boffa, se le renovó el piso, las carpinterías, instalaciones eléctricas, sistemas informáticos y sanitarios. Agregó en el diario Noticias que “el flamante equipamiento para el sistema de frío que incluye una central generadora, cámaras y novedosas exhibidoras, es una de las inversiones más destacadas”.
No obstante, estas obras debieron ejecutarse hace mucho tiempo, especialmente luego que se detectara la presencia de roedores en esas instalaciones.
Cabe recordar que en marzo de 2010 una rata cayó sobre una cliente, que esperaba su turno en una de las cajas. El animal estaba en el cielorraso, lo que hacía suponer que todas las instalaciones estaban pobladas de ellos.
Por ese motivo la municipalidad y el comercio acordaron realizar un cierre –que duró aproximadamente dos semanas- para realizar tareas de remodelaciones ya programadas y una completa desinfección.
En ese momento el director de Inspección General del municipio, Pablo Fimpel, aclaró que el local "no fue clausurado ya que no pudimos encontrar los roedores que decía la mujer, pese a que hicimos una inspección muy profunda y detallada".
Triquinosis
Más adelante, en agosto del 2013, un vecino de Patagones -Cristian Villarino- denunció que contrajo triquinosis por un corte de carne de cerdo que adquirió en Unicoop.
Cristian se desempeñaba en un depósito de gaseosas. Allí concurría diariamente, muy temprano, y almorzaba en el lugar gracias a la comida que proveía la empresa. En varias oportunidades las viandas provienen de una rotisería perteneciente a Unicoop.
Uno de esos días en el almuerzo tocó cerdo. Tras ello Cristian comenzó a sentir malestares estomacales y náuseas, primero, y dolores musculares en todo el cuerpo, luego.
En primera instancia los médicos le recetaron calmantes musculares, pensando –quizás- que esos dolores eran producto de los movimientos que realiza habitualmente en su trabajo, pero la situación no mejoró y debió recurrir a la guardia del hospital local, donde lo derivaron a un periférico. Fue allí que observaron los análisis y lo interrogaron acerca de las comidas que había consumido últimamente y los síntomas de las molestias. Automáticamente quedó internado.
Cristian perdió 15 kilos. Sin embargo no quiso que su sufrimiento haya sido en vano. “Quien controla la faena y comercialización de cerdos en la comarca?. No hay que dejar pasar esto porque si le hubiera pasado a una mujer o un chico estaría muerto”, dijo en ese entonces.













