Abandono e indiferencia: Se desplomó el cielorraso en el hall de la estación de trenes de Patagones
La Ciudad13 de marzo de 2016“En el hall, donde se atiende a la gente para la venta de boletos, se desplomó toda la parte de mampostería y de cielorraso, quedaron las tejas nada más. Además, en el baño, en la sala de señoras está pasando lo mismo”, dijo Ulloa.
“Esto pasó hace dos semanas atrás, casi agarró a un hombre que estaba limpiando ahí. Justo cuando él salió se desplomó el techo completo. Pedimos a la Municipalidad si nos prestaban una máquina y sacamos un camión completo de escombros”, relató.
Indignado, una vez más Ulloa aseguró que “en Bahía Blanca (las autoridades) saben de esta situación”, pero “para Ferrobaires y Ferrocarriles Argentinos siempre fuimos los últimos, nunca existimos”.
Con 39 años de servicio, Daniel Ulloa es uno de los dos empleados que se encuentra cada día de la semana trabajando en el lugar, a pesar de sus problemas de salud.
“Me tendría que ir porque me tengo que operar del corazón. Pero si yo me voy destruyen la estación”, sostuvo en diálogo con el medio radial.
“Vengo de padres y abuelos ferroviarios, toda una trayectoria”, su trabajo “es un amor propio que tengo, son 39 años de servicio”, afirmó.
Recorrer las instalaciones del ferrocarril en genera desazón, pena y hasta indignación. Cuanto más afecta esta sensación a quien durante 39 años fue parte del constante movimiento de los trenes y la actividad cotidiana que el servicio requería.
“A raíz de estos problemas, tuve una crisis nerviosa que derivó en diabetes”, contó el trabajador a modo de desahogo.
A su vez, Ulloa comentó que “hace unos días vino un funcionario de Bahía y protestó por el estado de la estación, entonces le dijimos ¡pongan plata!; mandamos a pedir hojas y nos mandaron seis hojas A4, la tinta para imprimir la pongo yo”.
Son conocidos los contantes reclamos por parte de funcionarios, intendentes, concejales e incluso de vecinos que desde el 2010 y 2011, piden que se reestablezca el servicio a Patagones, que era brindado por Ferrobaires como prolongación de sus trenes a Bahía Blanca y se interrumpió debido al deterioro de la infraestructura de las vías, que posteriormente se calificó como crítico.
Desde ese periodo, la infraestructura edilicia se fue deteriorando de a poco. El esfuerzo y dedicación que Ulloa y su compañero hacen diariamente ya no alcanza para sostener lo que, por el paso de los años, inevitablemente comienza a desplomarse y requiere de importantes inversiones; no sólo por una cuestión de seguridad, sino por el valor patrimonial e histórico que representa para Patagones.
En su relato, Ulloa se mostró decepcionado: “He tenido muchas promesas que me hicieron de que me iban a mandar cosas, yo me puse contento, pero nunca llegó nada”.
“De los únicos que espero es de los vecinos de Viedma y Patagones que, por ejemplo me regalaron los vidrios”, para reemplazar los que un grupo de vándalos destrozó.
Él mismo, tomó la determinación de clausurar el lugar donde se desplomó el cielorraso, que es justamente donde se vendían los boletos para el servicio Bahía Blanca - Constitución: “Lo clausuré porque no quiero que entre más gente. Es un peligro total y no hay ánimo de hacer nada”, finalizó.