(AUDIO) Inhumano: los maragatos siguen esperando horas en la guardia del hospital local

Y el término “horas” no es una exageración, es una triste realidad.

Uno de los ejemplos lo brindó Lidia, una oyente de FM DE LA COSTA, quien relató el calvario que debió atravesar la semana pasada en ese lugar.

Por desgracia, no fue sólo ella.

La mujer contó que luego de vacunarse contra el Covid sintió los clásicos síntomas gripales (que afectan a algunos), por lo que concurrió al CIC para hacerse atender. Allí la recibieron normalmente y le indicaron que si la situación persistía acuda a la guardia del hospital.

De por sí esa indicación llama la atención porque se contradice con la idea de descentralizar la atención hacia los centros sanitarios de los barrios. Desde el área de Salud (al menos a través de los medios de comunicación) hace años que le piden a la gente que no vaya a la guardia por temas o enfermedades menores.

Lidia no mejoró, fue al hospital aproximadamente a las 14:30 del jueves y fue atendida recién a las 20 horas: más de cinco horas esperando.

Durante ese tiempo pudo observar que no era la única en esa situación, ya que las puertas de la guardia no se abrían para nadie. Incluso una mujer de casi 70 años de edad estaba allí desde las 7:30, aguardando que un médico (que la había citado a esa hora) le certificara una receta. La atendieron a las 16:30.

En el período que Lidia esperó en el sector de la guardia (incluso tuvo que llamar a su hija para que le llevara una botella de agua), sólo una vez se abrieron las puertas que conducen a los consultorios. Y fue por el propio – y vehemente- pedido de todos los pacientes porque una chica había ingresado con fuertes dolores en el pecho y en el brazo.

“La pobre chica que estaba en la recepción de la guardia ya no sabía que cara poner y ante nuestros reclamos (de unas 15 personas) nos decía que tocáramos timbre para que salieran los médicos u otros profesionales”, relató Lidia en la radio.

Agregó que “supuestamente estaban en una emergencia, desde las 7:30”.

“Es una barbaridad. Somos personas, no animales”, se lamentó.